Con estas tres palabras podríamos definir el marketing de guerrilla: bueno, bonito y barato. Bueno porque sorprende al consumidor, bonito porque es ingenioso y barato porque logra meterse al cliente en el bolsillo sin necesidad de tirar de talonario.
Sin duda, el marketing de guerrilla se ha convertido en el gran aliado de las empresas que cuentan con un bajo presupuesto. Y, teniendo en cuenta los tiempos por los que pasa la publicidad, ¿Qué mejor forma de captar la atención de futuros clientes que el marketing de guerrilla?
Por Nerea Pérez Cuesta
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